jueves, 18 de abril de 2024 04:39h.

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Násara Lahdih Said: "Estamos ancladas en la discusión de la libre elección y no en derribar preceptos que nos asfixian"

La activista feminista Násara Lahdih Said, explica en el programa FemiCádiz lo que es el patriarcado de coerción y de consentimiento y la situación que esto provoca en las mujeres saharauis. 
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Násara Lahdih Said y María José Romero, en FemiCádiz. FOTO: SONIA HERRERA

"El feminismo me otorgó seguridad. Si no hubiera sido por él habría caído en corrientes como el feminismo islámico u otras corrientes que para mí no son las eficaces para liberarnos", alerta Násara Lahdih Said, una mujer procedente de los campamentos saharauis, activista feminista y estudiante de Derecho en Jerez. 

En el programa dos de FemiCádiz, Násara explica el significado del patriarcado de coerción, que ella entiende como un patriarcado "duro" contra las mujeres, donde incluso las leyes pueden estipular qué hace y qué no puede hacer una mujer en esa sociedad, y se muestra contraria a ponerle "apellidos" al feminismo, ya que este es aquel que lucha por la liberación de las mujeres, "¿de qué parte y en qué contexto? No importa. Si eres mujer, el feminismo está ahí para que tú puedas tener determinados derechos", sentencia. 

Sobre este mismo asunto, la activista saharaui asegura que "los apellidos sirven para segregar, dividir y complicar aún más la lucha feminista y darle al patriarcado lo que quiere". 

Násara Lahdih Said muestra su oposición clara al llamado feminismo islámico, que entiende "no tiene cabida hoy día al no darse en una sociedad teocrática" y además se limita a las interpretaciones que estas mujeres hagan del islam. "Es entrar en un bucle del que nunca van a salir", señala sobre este tipo de feminismo, "limitado por la religión". "El feminismo laico lucha por la liberación de las mujeres fuera de la religión", defiende. 

Ahondando en el patriarcado de coerción, Násara revela que el hiyab es "la máxima expresión de la feminidad" de este sistema patriarcal y el "todo" que mantiene al patriarcado de coerción "vivo y con fuerza", por lo que esta activista feminista rechaza frontalmente su uso al entenderlo como un "símbolo de opresión" hacia las mujeres, aunque añade que está en contra de señalizar a cualquier mujer que lo use "porque no sabemos el contexto en el que lo hace". 

"El feminismo me ha enseñado a no decirle nunca a una mujer qué debe hacer y qué no. Me ha enseñado a hablar sobre dogmas, normas y sobre aquello que rige una sociedad, así que yo hablo del símbolo", explica al abordar el tema del hiyab, para alertar que el mito de la libre elección es "un invento que al patriarcado de consentimiento le ha venido genial para entrar dentro de los movimientos feministas", haciendo que "estemos ancladas" en la discusión de la libre elección y "no en derribar preceptos que rigen nuestra sociedad y que continuamente nos asfixian".